LOS DISPARADORES EN EL TRAUMA

      Los disparadores son aquellos estímulos que están relacionados con la situación traumática vivida, porque recuerdan algún elemento o característica de la situación y disparan una reacción fisiológica y/o emocional inmediatamente después, que resulta confusa y desborda a la persona.

Hay disparadores máximos que suelen ser reconocidos por las supervivientes, por ejemplo, en el caso de un accidente de coche, el miedo a volver a pasar por el lugar donde se produjo el accidente, o ir por la autopista o volver a montar en coche.
Muchas personas notan que se activa algo en el cuerpo. Normalmente es una sensación física que se suele notar en el estómago, en la tensión muscular, en la respiración agitada, en la temperatura corporal que cambia.

La próxima vez que se vuelva a montar en coche después de un accidente, es natural que se active la alerta. La magnitud de ésta alerta dependerá de cómo fue el accidente y de las consecuencias que trajo. Si el nivel de alerta es sólo fisiológico y no viene acompañado de un flash back, ataque de ansiedad, o emociones muy intensas, se puede afrontar la situación y poco a poco se desactivará la alerta.

Si el disparador consigue activar en exceso nuestro sistema nervioso y consigue que evitemos la situación, tenemos probablemente el caldo de cultivo para que se desarrolle una fobia al coche.

Hay disparadores que no están reconocidos o relacionados con el trauma. Estos disparadores pueden tener sólo una característica en común con la situación y muchas veces no parece importante, pero sabemos que activan la alerta tanto como los disparadores máximos y no hay conciencia de ello, lo que aumenta la confusión y la sensación de no tener control del cuerpo, ni de las emociones que acompañan.
Por ejemplo, si el coche era rojo, nadie va a pensar que ver un pañuelo rojo o una prenda de color rojo pueda ser un disparador, pero puede serlo. El color rojo puede ser un disparador en sí, aunque sólo sea un elemento del coche que causó el accidente.

Los disparadores pueden ser la causa de las fobias, porque todos los disparadores producen una reacción de hiperactivación o hipoactivación y tendemos a evitar todos los estímulos que nos recuerdan al trauma. De hecho, evitar los estímulos relacionados con el trauma es una de las reacciones postraumáticas más comunes.

      Lo que se está evitando es la reactividad emocional y fisiológica que generan los disparadores. Si cada vez que veo un coche rojo empiezo a sudar, mi corazón se acelera y mi respiración se vuelve superficial y rápida y todo mi cuerpo se pone en tensión, voy a intentar no volver a ver coches rojos, porque mi cerebro ya ha asociado que el coche rojo es peligroso y me trae memorias como si el accidente estuviera sucediendo de nuevo.

Y lo que suele ocurrir es que después se va a producir una reacción en cadena y se van ampliando y generalizando los disparadores. Del coche rojo pasamos a los coches en general; o a todos los vehículos rojos, o a todos los vehículos y medios de transporte. La evitación genera más evitación y cada vez se evitan más situaciones, personas, lugares… lo que limita enormemente la movilidad y libertad de la persona.

EJEMPLOS DE DISPARADORES DESPUÉS DE DIFERENTES TRAUMAS

Accidente de coche:
El coche, el color del coche, el lugar donde sucedió, ruidos de frenazos, de golpes metálicos, olores a gasolina, a rueda quemada, sensaciones físicas de tensión, de agitación…

Agresión física:
Personas de la misma raza, altura, aspecto físico, ropa que llevaba el agresor, tipo de pelo, barba, bigote, manos parecidas, expresión facial parecida, tono de voz , palabras que dijo, olor del agresor, olor del lugar, ropa que llevaba la víctima, hora del ataque…

Incendios:
Olor a humo, plástico quemado, madera quemada… el sonido del fuego, de sirenas, del agua de las mangueras, los uniformes de bomberos, el camión de bomberos, las ambulancias, uniformes de sanitarios, carne asada, humo de cigarros, el fuego de los fogones, el calor excesivo…

Los disparadores son una puerta de acceso para integrar el trauma. A través de ellos podemos conectar la reactividad física y emocional con lo que pasó y se puede empezar a regular e integrar todo ello para que desaparezca esa reactividad. De hecho, el trauma no está superado hasta que los disparadores se neutralizan.

Por eso hay muchas personas que hasta que no identifican los disparadores, no empiezan a comprender qué les ocurre. Y así aparecen diagnósticos de ansiedad que en realidad son un estado de alerta permanente en personas que están expuestas a disparadores a diario y no los reconocen o relacionan con el trauma.

Hay diagnósticos de depresión y en realidad es una respuesta de hipoactivación ante disparadores diarios que producen esa reacción.  Si podemos identificarlos, podemos saber qué nos desregula y trabajar para afrontarlo con recursos  recuperando el control de la fisiología que se activa automáticamente. Y si podemos recuperar el control de la fisiología, también podremos empezar a afrontar lo que evitamos e integrar la experiencia hasta que sea una más en nuestra historia vital.

Olga Rey Valenciano